Hay frases que te atraviesan como una flecha pequeña, certera.
Una de esas me la regaló un alumno después de un concierto:
“Me inspiran las personas como tú, que como pequeño David, luchan contra Goliat.”
No escribí esta pieza pensando en esa historia. Pero al oírla, entendí que era suya.
La había empezado en un camping, con la guitarra al regazo y el tiempo detenido.
Fui moldeándola durante un viaje en coche hacia Burdeos.
No tenía palabras. Solo un impulso. Como si las notas quisieran escapar antes de que pensara demasiado.
Así nació Pequeño David: una pieza rápida, vertiginosa, que avanza como si algo la persiguiera.
Y sin embargo, en medio del torbellino, hay un momento que se abre.
No se detiene el pulso, pero el espacio aparece.
Como si, incluso en mitad de una batalla, uno pudiera pararse a pensar.
El videoclip lo grabamos en la nieve, en la Bola del Mundo.
Creíamos que habría teleférico. No lo había.
Subimos a pie, con la guitarra y las cámaras.
Los esquiadores se quedaban quietos, escuchando.
Todo estaba cubierto de blanco, y al fondo, la cúpula roja.
Fue duro. Fue hermoso.
Y entonces entendí que esta pieza era para ellos:
para los que tienen todo en su contra,
pero aún así siguen intentándolo.
nunca se pierde. Solo cambia de forma. Solo espera.
Pablo Romé
Puedes encontrar la partitura de "Pequeño David" aquí.